Presentado en Compostela el Informe de Unicef 2009
Manuel Sández (Presidente UNICEF Galicia) y Mª Dolores Martínez (Responsable autonómica de Salud Materno-Infantil) fueron los encargados de la presentación a nivel Galicia del Informe Estado Mundial de la Infancia 2009, que UNICEF presenta en varios países.
El informe insiste en que las mujeres de los países menos adelantados del mundo tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el parto o debido a complicaciones derivadas del embarazo que las mujeres de los países desarrollados, al mismo tiempo, los niños y niñas nacidos en un país en desarrollo tienen 14 veces más probabilidades de morir durante su primer mes de vida que un niño o niña nacido en un país industrializado.
La salud y la supervivencia de las madres y de sus recién nacidos están vinculadas entre sí y muchas de las intervenciones que salvan las vidas de las madres primerizas benefician también a sus recién nacidos. La edición de 2009 de la principal publicación de UNICEF, Estado Mundial de la Infancia, subraya el vínculo que existe entre la supervivencia de las madres y de los recién nacidos, y sugiere intervenciones para superar la distancia que hay entre los países ricos y pobres.
Manuel Sández Macho, y Mª Dolores Martínez destacaron entre otros datos que “Todos los años, más de medio millón de mujeres mueren como resultado de complicaciones derivadas del embarazo o el parto, entre ellas 70.000 niñas y jóvenes de 15 a 19 años”, “Desde 1990, las complicaciones derivadas del embarazo y el parto han costado la vida de alrededor de 10 millones de mujeres”.
Tanto las madres como los recién nacidos son muy vulnerables durante los primeros días y semanas posteriores al nacimiento, un momento fundamental para realizar intervenciones vitales como organizar visitas posnatales, aplicar una higiene apropiada y prestar orientación sobre los síntomas de peligro relacionados con la salud materna y neonatal.
Aunque muchos países en desarrollo han logrado en los últimos años grandes progresos para mejorar la tasa de supervivencia infantil, los avances han sido inferiores en la reducción de la tasa de mortalidad materna.
Níger y Malawi, por ejemplo, redujeron casi en la mitad las tasas de mortalidad de menores de cinco años entre 1990 y 2007. En Indonesia, las tasas de mortalidad de menores de cinco años se redujeron a una tercera parte de lo que eran en 1990, y en Bangladesh descendieron en más de la mitad.
Pero estos mismos progresos no se han logrado en el caso de los peligros para la salud de las madres, que son muy elevados durante el parto y los primeros días después del nacimiento. Además, mientras que la tasa de supervivencia de los niños menores de cinco años mejora en todo el mundo, los riesgos que corren los recién nacidos durante los primeros 28 días de vida siguen siendo inaceptablemente elevados en muchos países.
En el mundo en desarrollo, el riesgo que una mujer padece durante toda su vida de morir por causas relacionadas con la maternidad es de 1 entre 76, en comparación con la probabilidad de 1 entre 8.000 en el caso de las mujeres de los países industrializados. Aproximadamente el 99% de las muertes mundiales derivadas del embarazo y de sus complicaciones se producen en el mundo en desarrollo, donde tener un hijo sigue siendo uno de los riesgos de salud más graves que corren las mujeres. La gran mayoría de estas muertes se producen en África y en Asia, donde las elevadas tasas de fecundidad, una escasez de personal capacitado y unos sistemas de salud ineficientes representan una tragedia para muchas mujeres jóvenes.
Los 10 países donde el riesgo de mortalidad materna durante toda la vida es mayor son Níger, Afganistán, Sierra Leona, Chad, Angola, Liberia, Somalia, la República Democrática del Congo, Guinea-Bissau y Malí. El riesgo que tiene una mujer durante toda su vida de morir por una causa relacionada con la maternidad oscila en estos países desde 1 entre 7 en Níger a 1 entre 15 en Malí.
Y por cada mujer que muere, otras 20 sufren enfermedades o lesiones, a veces con consecuencias graves y duraderas.
Para reducir la mortalidad materna e infantil, el informe recomienda la administración de servicios esenciales por medio de sistemas de salud que integren una atención continua en el hogar y la comunidad, y mediante intervenciones ambulatorias y en establecimientos sanitarios.
Este concepto de atención continua va más allá de la importancia que se ha concedido tradicionalmente a las intervenciones individuales relacionadas con enfermedades específicas, y en lugar de ello ofrece un modelo de atención primaria de la salud que abarca todas las etapas de la salud materna, neonatal e infantil.
“Salvar las vidas de las madres y de sus recién nacidos exige bastante más que realizar solamente intervenciones médicas”, dijo Veneman. “Educar a las niñas es fundamental para mejorar la salud materna y neonatal y también beneficia a las familias y las sociedades”.
El informe concluye que los servicios de salud son más eficaces en un entorno propicio que promueva la autonomía, la protección y la educación de la mujer.
Acerca de UNICEF
UNICEF trabaja sobre el terreno en 155 países y territorios para ayudar a los niños y niñas a sobrevivir y avanzar en la vida desde la primera infancia hasta la adolescencia. UNICEF, que es el mayor proveedor de vacunas a los países en desarrollo, apoya la salud y la nutrición de la infancia, el abastecimiento de agua y saneamiento de calidad, la prestación de educación básica de calidad para todos los niños y niñas y la protección de los niños y niñas contra la violencia, la explotación y el SIDA. UNICEF está financiado en su totalidad por las contribuciones voluntarias de individuos, empresas, fundaciones y gobiernos.
El informe insiste en que las mujeres de los países menos adelantados del mundo tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el parto o debido a complicaciones derivadas del embarazo que las mujeres de los países desarrollados, al mismo tiempo, los niños y niñas nacidos en un país en desarrollo tienen 14 veces más probabilidades de morir durante su primer mes de vida que un niño o niña nacido en un país industrializado.
La salud y la supervivencia de las madres y de sus recién nacidos están vinculadas entre sí y muchas de las intervenciones que salvan las vidas de las madres primerizas benefician también a sus recién nacidos. La edición de 2009 de la principal publicación de UNICEF, Estado Mundial de la Infancia, subraya el vínculo que existe entre la supervivencia de las madres y de los recién nacidos, y sugiere intervenciones para superar la distancia que hay entre los países ricos y pobres.
Manuel Sández Macho, y Mª Dolores Martínez destacaron entre otros datos que “Todos los años, más de medio millón de mujeres mueren como resultado de complicaciones derivadas del embarazo o el parto, entre ellas 70.000 niñas y jóvenes de 15 a 19 años”, “Desde 1990, las complicaciones derivadas del embarazo y el parto han costado la vida de alrededor de 10 millones de mujeres”.
Tanto las madres como los recién nacidos son muy vulnerables durante los primeros días y semanas posteriores al nacimiento, un momento fundamental para realizar intervenciones vitales como organizar visitas posnatales, aplicar una higiene apropiada y prestar orientación sobre los síntomas de peligro relacionados con la salud materna y neonatal.
Aunque muchos países en desarrollo han logrado en los últimos años grandes progresos para mejorar la tasa de supervivencia infantil, los avances han sido inferiores en la reducción de la tasa de mortalidad materna.
Níger y Malawi, por ejemplo, redujeron casi en la mitad las tasas de mortalidad de menores de cinco años entre 1990 y 2007. En Indonesia, las tasas de mortalidad de menores de cinco años se redujeron a una tercera parte de lo que eran en 1990, y en Bangladesh descendieron en más de la mitad.
Pero estos mismos progresos no se han logrado en el caso de los peligros para la salud de las madres, que son muy elevados durante el parto y los primeros días después del nacimiento. Además, mientras que la tasa de supervivencia de los niños menores de cinco años mejora en todo el mundo, los riesgos que corren los recién nacidos durante los primeros 28 días de vida siguen siendo inaceptablemente elevados en muchos países.
En el mundo en desarrollo, el riesgo que una mujer padece durante toda su vida de morir por causas relacionadas con la maternidad es de 1 entre 76, en comparación con la probabilidad de 1 entre 8.000 en el caso de las mujeres de los países industrializados. Aproximadamente el 99% de las muertes mundiales derivadas del embarazo y de sus complicaciones se producen en el mundo en desarrollo, donde tener un hijo sigue siendo uno de los riesgos de salud más graves que corren las mujeres. La gran mayoría de estas muertes se producen en África y en Asia, donde las elevadas tasas de fecundidad, una escasez de personal capacitado y unos sistemas de salud ineficientes representan una tragedia para muchas mujeres jóvenes.
Los 10 países donde el riesgo de mortalidad materna durante toda la vida es mayor son Níger, Afganistán, Sierra Leona, Chad, Angola, Liberia, Somalia, la República Democrática del Congo, Guinea-Bissau y Malí. El riesgo que tiene una mujer durante toda su vida de morir por una causa relacionada con la maternidad oscila en estos países desde 1 entre 7 en Níger a 1 entre 15 en Malí.
Y por cada mujer que muere, otras 20 sufren enfermedades o lesiones, a veces con consecuencias graves y duraderas.
Para reducir la mortalidad materna e infantil, el informe recomienda la administración de servicios esenciales por medio de sistemas de salud que integren una atención continua en el hogar y la comunidad, y mediante intervenciones ambulatorias y en establecimientos sanitarios.
Este concepto de atención continua va más allá de la importancia que se ha concedido tradicionalmente a las intervenciones individuales relacionadas con enfermedades específicas, y en lugar de ello ofrece un modelo de atención primaria de la salud que abarca todas las etapas de la salud materna, neonatal e infantil.
“Salvar las vidas de las madres y de sus recién nacidos exige bastante más que realizar solamente intervenciones médicas”, dijo Veneman. “Educar a las niñas es fundamental para mejorar la salud materna y neonatal y también beneficia a las familias y las sociedades”.
El informe concluye que los servicios de salud son más eficaces en un entorno propicio que promueva la autonomía, la protección y la educación de la mujer.
Acerca de UNICEF
UNICEF trabaja sobre el terreno en 155 países y territorios para ayudar a los niños y niñas a sobrevivir y avanzar en la vida desde la primera infancia hasta la adolescencia. UNICEF, que es el mayor proveedor de vacunas a los países en desarrollo, apoya la salud y la nutrición de la infancia, el abastecimiento de agua y saneamiento de calidad, la prestación de educación básica de calidad para todos los niños y niñas y la protección de los niños y niñas contra la violencia, la explotación y el SIDA. UNICEF está financiado en su totalidad por las contribuciones voluntarias de individuos, empresas, fundaciones y gobiernos.
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