Galicia alcanza cotas históricas de paro en el sector periodístico, según la APC
La Asociación de la Prensa de La Coruña (APC) reitera su preocupación por la incesante pérdida de puestos de trabajo que se registra en el sector periodístico gallego. Asistimos, por tanto, a una auténtica escalada de despidos, finalizaciones de contrato, rescisiones de prestaciones en régimen de colaboración, amortizaciones de plazas y reorganizaciones empresariales que han llevado al paro a un elevado número de compañeros. Tanto es así que la tasa de desempleo, inapreciable hace apenas dos años, se ha situado, según los últimos datos oficiales disponibles, en el diez por ciento, una cifra, por cierto, jamás alcanzada en el sector en el ámbito territorial de nuestra Comunidad.
Durante los últimos meses y sucesivamente se han producido, entre otros, los cierres de Xornal, tanto su edición en papel como digital, y de A Nosa Terra e importantes recortes de personal en otros medios y organismos. Los últimos, los registrados en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de A Coruña, que prescindió de los servicios de su responsable de prensa para externalizar el servicio en una agencia de comunicación, y en Radio Voz, cadena de emisoras que el lunes recortó el trece por ciento de su plantilla, despidiendo, entre otros, a su hasta entonces director en A Coruña.
Un análisis pormenorizado de las condiciones en que se desarrolla el trabajo en el sector revela que el aspecto más grave de la crisis, en el ámbito específicamente periodístico, ha sido la precarización, que se manifiesta, en el mejor de los casos, mediante la sustitución de contratos de periodistas experimentados por otros de carácter temporal y baratos suscritos con jóvenes. Es decir, que más allá de una lógica de relevo generacional estamos asistiendo al empobrecimiento del capital humano y del talento en las redacciones.
La APC entiende que precarizar la profesión y devaluar el periodismo es una forma sibilina de acallar la libertad de prensa, un bien esencial en las sociedades modernas. Y que la crisis no se supera con el adelgazamiento de las estructuras informativas, sino todo lo contrario. Así, solo lo que se convierte en necesario e imprescindible -el talento para desarrollar un buen periodismo- es capaz de superar las peores situaciones.
La APC sostiene que es lícito que las empresas editoras tengan entre sus objetivos el beneficio económico. Faltaría más. Pero han de extremar las precauciones para que la información y la opinión no se conviertan en pura mercancía, ya que cuando aquellas se mercantilizan deja de cumplir con el fin último del buen periodismo: informar con veracidad y opinar con honestidad.
Durante los últimos meses y sucesivamente se han producido, entre otros, los cierres de Xornal, tanto su edición en papel como digital, y de A Nosa Terra e importantes recortes de personal en otros medios y organismos. Los últimos, los registrados en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de A Coruña, que prescindió de los servicios de su responsable de prensa para externalizar el servicio en una agencia de comunicación, y en Radio Voz, cadena de emisoras que el lunes recortó el trece por ciento de su plantilla, despidiendo, entre otros, a su hasta entonces director en A Coruña.
Un análisis pormenorizado de las condiciones en que se desarrolla el trabajo en el sector revela que el aspecto más grave de la crisis, en el ámbito específicamente periodístico, ha sido la precarización, que se manifiesta, en el mejor de los casos, mediante la sustitución de contratos de periodistas experimentados por otros de carácter temporal y baratos suscritos con jóvenes. Es decir, que más allá de una lógica de relevo generacional estamos asistiendo al empobrecimiento del capital humano y del talento en las redacciones.
La APC entiende que precarizar la profesión y devaluar el periodismo es una forma sibilina de acallar la libertad de prensa, un bien esencial en las sociedades modernas. Y que la crisis no se supera con el adelgazamiento de las estructuras informativas, sino todo lo contrario. Así, solo lo que se convierte en necesario e imprescindible -el talento para desarrollar un buen periodismo- es capaz de superar las peores situaciones.
La APC sostiene que es lícito que las empresas editoras tengan entre sus objetivos el beneficio económico. Faltaría más. Pero han de extremar las precauciones para que la información y la opinión no se conviertan en pura mercancía, ya que cuando aquellas se mercantilizan deja de cumplir con el fin último del buen periodismo: informar con veracidad y opinar con honestidad.
Secretaria APC